jueves, 23 de enero de 2014

Genial Pessoa


  • Nací en un tiempo en que la mayoría de los jóvenes habían de dejado de creer en Dios por la misma razón que sus mayores habían creído en Él - sin saber por qué.
  • Para mí, la vida es como una posada del camino, donde debo demorarme hasta que llegue la diligencia del abismo.
  • Soy dos, y entre ambos la distancia - ¡hermanos siameses que no están pegados!
  • Haya o no dioses, de ellos somos siervos.
  • Dios es que existamos y que eso no sea todo.
  • El único modo de que estemos de acuerdo con la vida es que estemos en desacuerdo con nosotros. Lo absurdo es lo divino.
  • No saber de uno mismo; eso es vivir. Saber mal de uno mismo, eso es pensar.
  • La artificialidad garantiza el goce de la naturalidad.
  • No siente la libertad quien nunca vivió oprimido.
  • Soy como alguien que busca a ciegas, sin saber dónde ocultaron el objeto que no le dijeron qué es. Jugamos a las escondidas con nadie.
  • La civilización consiste en dar a algo un nombre que no le compete, y después soñar sobre el resultado.
  • Escribo estas líneas, realmente mal anotadas, no para decir esto, ni para decir cualquier cosa, sino para ocupar en algo mi desatención.
  • La conciencia de la inconsciencia de la vida es el más antiguo impuesto que recae sobre la inteligencia.
  • Aquello que, creo, produce en mí el sentimiento profundo, en que vivo, de incongruencia con los demás, es que la mayoría piensa con la sensibilidad y yo siento con el pensamiento.
  • Me siento tan aislado que puedo palpar la distancia entre mí y mi presencia.
  • Nos basta, si pensamos, la incomprensibilidad del universo; querer comprenderlo es ser menos que hombres, porque ser hombre es saber que no se comprende.
  • La única actitud digna de un hombre superior es el persistir tenaz en una actividad que se reconoce inútil, el hábito de una disciplina que se sabe estéril, y el uso fijo de normas de pensamiento filosófico y metafísico cuya importancia se siente como nula.
  • Vivir es ser otro.
  • Vivir me parece un error metafísico de la materia, un descuido de la inacción.
  • Primero sé libre; después pide la libertad.

miércoles, 15 de enero de 2014

Lisboa por barrios

Los barrios lisboetas más conocidos son La Baixa, El Chiado, El Barrio Alto, La Alfama y Belém. Además, hay dos zonas modernas de interés: La Plaza del Marqués de Pombal y la zona del Parque de las Naciones.


La Baixa

La Baixa (la baja) es el más céntrico, el más visitado y el más comercial. Se reconstruyó tras el terremoto de 1755 por el Marqués de Pombal. Comienza en la Plaza de los Restauradores, al lado de la plaza del Rossio para, a través de la Avenida de la Libertad, llegar hasta la Plaza del Marqués de Pombal, donde comienza la moderna Lisboa. A un paso de la Plaza do Rossio se encuentra la Plaza de Figueira, con edificios clásicos y una estatua ecuestre de Juan I, desde la que sale la elegante calle peatonal de Rua Augusta que, traspasa el Arco de Triunfo para adentrase en la Plaza del Comercio, quizás la más conocida y espectacular de la capital lisboeta.

Chiado y Barrio Alto

El Chiado y el Barrio Alto encierran la Lisboa más bohemia y alternativa. El Chiado es un barrio elegante y popular conocido como el Montmartre de Lisboa. Fue totalmente reconstruido tras el incendio de 1998 y en él destacan las calles do Carmo (con las ruinas de la iglesia del mismo nombre) y la de Garret. El Barrio Alto representa la Lisboa alternativa y es probablemente el mejor lugar de la ciudad para escuchar fados. Por sus calles abundan los graffitis y la ropa tendida.
Se puede llegar hasta el Barrio Alto tomando la Rua Misericordia. La Praça Luís de Camoes, uno de los escenarios de la Revolución de los Claveles, marca el límite de los barrios del Chiado y del Barrio Alto. Posiblemente, lo mejor para llegar a estos barrios sea coger el tranvía 28, el elevador de Santa Justa o el elevador Da Gloria, en la misma Plaza de los Restauradores. Tomando el Elevador de Santa Justa podemos ver las cuatro manzanas de casas que se incendiaron el 25 de agosto de 1998. Lugar común de encuentro es el café A Brasileira, en cuya terraza, instalado en una de sus mesas, una escultura de bronce representa a Fernando Pessoa. Desde el Miradouro de Sao Pedro de Alcántara podemos disfrutar de espléndidas vistas de La Baixa, el Tajo y la colina del Castillo de San Jorge.

La Alfama

La Alfama es uno de los barrios más tradicionales de Lisboa. Sus calles estrechas fueron residencia de pescadores durante muchos años. A los pies del Castillo de San Jorge, entre éste y el mar, se encuentra este antiguo barrio de la gente marinera, esencia de Lisboa, barrio de olores y sentimientos, de tímida vida, cuna del fado, expresión de la melancolía del pueblo portugués. Los romanos dejaron testimonio de su paso por Lisboa en las ruinas del Teatro Romano situadas en la rua da Saudade y en el interior de la catedral. La mayoría de las iglesias cristianas fueron destruidas por el terremoto. Desde la parte alta de la Alfama, próxima al castillo, tendremos una magnifica panorámica de todo el barrio que baja hasta el Tajo y del propio puerto. En la Alfama se encuentra el Museo del Fado. Sus callejuelas son empinadas y estrechas, no están pensadas para el tráfico rodado. Para llegar a lo alto hay que armarse de paciencia y caminar despacio dando un paseo desde el centro o también coger el legendario tranvía 28.

Belém

En Belém se encuentran algunos de los monumentos más importantes de Lisboa. La visita es imprescindible. Algo alejado del centro pero bien comunicado. Lo más cómodo es desplazarnos a la Plaza del Comercio y una vez allí tomar el tranvía 15 en la estación de Cais do Sodré. Nos sorprenderá la gran cantidad de viajeros que va a Belém. Es el barrio del que partieron los exploradores portugueses para conquistar buena parte del mundo. Dos joyas importantes son el Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belém. Otros puntos de interés son el Monumento a los Descubridores, el Puente 25 de Abril y el Museo Nacional de Coches. Y antes de regresar al centro no nos olvidemos de hacer un alto en el camino para degustar sus famosos pastelitos recién hechos dentro del gran local que es la antigua fábrica. Dicen que en los tranvías hay que prestar atención a los carteristas. Es el lugar de Lisboa donde más hurtos se producen.

Parque de las Naciones

El Parque de las Naciones es la zona que surgió con motivo de la Expo de 1998. Es una zona moderna, viva y con muchos espacios abiertos. Se accede por la gran estación de Oriente y por el puente Vasco da Gama. Cuenta con restaurantes, bares, salas de espectáculos, jardines, zonas peatonales y un gran centro comercial. Es de destacar la modernísima Estación de Oriente, del español Santiago Calatrava, cuya cubierta es una estructura arborescente de vidrio y acero con gran luminosidad. En este complejo se encuentra una estación de ferrocarril, una de metro y una terminal de autobuses. En el Parque de las Naciones se encuentra el segundo acuario más grande de Europa, llamado Oceanario de Lisboa, la Torre Vasco de Gama, excelente mirador y el Puente Vasco de Gama que, con sus casi 18 kilómetros de largo es el más largo de Europa. También son de interés los Jardines del Agua. Se puede llegar al parque por encima del río en el teleférico.

Plaza del Marqués de Pombal

Es el centro de la Lisboa moderna. Está situada junto al Parque Eduardo VII, al final de la Avenida da Liberdade. En el centro de la plaza se erige un monumento al Marqués de Pombal, que fue gobernador de Lisboa entre 1750 y 1777. Los edificios que rodean la plaza son sedes de grandes empresas, importantes bancos y grandes hoteles. Como visita turística merece la pena recorrer la Avenida de la Libertad desde La Baixa.

domingo, 12 de enero de 2014

Los diez mandamientos del visitante

1. Disfrutarás de un atardecer en el Castelo de Sao Jorge.

En lo más alto de Alfama, proporciona una vista especial de la capital. Construido en el siglo V por los visigodos, remodelado en el siglo IX por los árabes y posteriormente por Alfonso Enríquez, primer rey de Portugal. En 1938 se le hizo una restauración en profundidad para darle el acabado actual. Excelentes vistas.

2. Subirás al Elevador de Santa Justa para ver la ciudad.

Une la Baixa con el Chiado. Construido a principios del siglo XX por Raoul Mesnier de Ponsard, que también cobstruyó el elevador do Lavra. A pesar de lo que se dice, no está probada su relación con Gustave Eiffel. Tarda un minuto en ascender los 45 metros. Al llegar, desde el balcón hay una preciosa vista de Lisboa y el Tajo.

3. Tomarás un café con Pessoa en A Brasileira.

Una institución. Bohemio y literario. Está en la rua Garrett, 120. En el Chiado. Café de época cargado de historia, fue fundado en 1905. Es el simbolo de la intelectualidad lisboeta. La escultura de Pessoa en una mesa se instaló en el centenario de su nacimiento. Se dice que tiene un café excelente y un personal muy soso.

4. No te irás sin probar los "pasteis" de Belem.

Hay gente que dice que antes que sus monumentos y sus barrios, lo más importante de Lisboa son sus dulces y, en concreto, los pasteles de Belem. Tienen reconocida fama los que elaboran en la Antiga Confeitaria de Belém, abierta desde el año 1837 en la Rúa de Belém, 84-92. Su fórmula es el secreto mejor guardado de Portugal.

5. Visitarás las ruinas del Convento do Carmo. 

Fue un monasterio carmelita fundado en 1393. Al lado del Rossio en el Bairro Alto. Era la mayor iglesia gótica de la ciudad. Quedó en ruinas con el terremoto de 1755 y así se conserva. De aspecto fantasmagórico. La entrada (3 €) permite el acceso al Museo Arqueologico que está en su interior. Llamativas las dos momias peruanas del siglo XVI.

6. Saborearás una guinjinha.

La Ginjinha de la praca de Sao Domingos es el primer establecimiento que comercializó esta bebida inventada por un fraile gallego de la iglesia de Santo Antonio. Es un minúsculo local donde se toma este famosísimo licor de guindas en la calle porque dentro no hay sitio. 


7. Pasearás por la Praça do Rossio.

Es el centro neurálgico de Lisboa. Punto de encuentro y visita inexcusable. También se conoce como la plaza de Dom Pedro IV, emperador de Brasil y rey de Portugal. Su estatua preside la plaza.

8. Irás a escuchar fados y visitarás el Museo.

Hay muchos locales conocidos para escuchar la música tradicional de Lisboa. El Museo del Fado y la Guitarra Portuguesa está en la Alfama, Largo do Chafariz de Dentro, 1. También tiene un espectáculo y organiza visitas cantadas a la ciudad.

9. Contemplarás las vistas desde el Mirador de Sao Pedro de Alcántara.

Muy cerca del elevador da Gloria y de la estación del Rossio, junto a un pequeño parque. Suele haber dibujantes y músicos. Tiene el encanto de una zona bohemia y ofrece unas magníficas vistas de la ciudad.

10. Harás un recorrido por la ciudad en el tranvía 28

El 28 es todo un clásico en Lisboa aunque también es muy turístico. Hacer la ruta completa dura aproximadamente 1 hora y te permite disfrutar de un viaje especial. Lo mejor es subirse en la Rúa de Conciençiao, para poder coger un asiento.


Otros mandamientos menores

- Caminar hasta la Catedral o La Se y deambular por las calles de Alfama sin mirar el reloj.

- Patear la Morería, perderse entre sus calles, subir y bajar escaleras.

- Visitar la Basilica da Estrela y cruzar hasta el Parque del mismo nombre.

- Ir al Panteón Nacional a ver la tumba de Amalia Rodrigues, después bajar hasta el barrio de la estacion Santa Apolonia y entrar a una tasca de pescadores a beber un vinho verde.

- .Cruzar el Tajo en Cacilheiro hasta Almada y caminar por la otra orilla hasta llegar bajo el puente 25 de abril. Subir en Ascensor hasta los pies del Cristo Redentor.

- Caminar por la Plaza Marques de Pombal y luego subir por el parque hasta la Estufa Fria.